Esta
semana pasada fue mi cumpleaños y una de las cosas que hice para celebrarlo fue
llevar trufas al trabajo y a varias cenas familiares. Han gustado tanto y habéis
sido tantos los que me habéis pedido la receta, que no
puedo sino haceros caso y publicarla en el blg.
Tened cuidado al hacerlas, son tan fáciles y tan ricas
que resultan francamente adictivas…
1. Receta.
Para
que os salgan entre 24 y 30 trufas (dependerá de lo grandes que las hagáis,
necesitáis los siguientes ingredientes:
-
200 ml. de nata para montar (35% de grasa).
-
200 g. de
chocolate negro para fundir.
-
50 g. de
almendras molidas.
-
60 ml. de Baileys.
-
3 cucharadas soperas de cacao en polvo sin azúcar.
Vamos
a necesitar también blondas para trufas.
¿Y cómo se hace?
En
un cazo ponemos la nata a fuego medio. Cuando empiece a hervir, echamos el
chocolate y mezclamos bien.
Una
vez bien mezclados la nata y el chocolate, añadimos la almendra y el Baileys y
removemos todo bien hasta que no queden grumos.
Lo
pasamos a un recipiente plano, lo dejamos enfriar y lo metemos en la nevera, donde lo dejamos un mínimo de cuatro horas (Nota: yo suelo dejarlo toda la noche).
Cuando
hayan pasado las horas de frigorífico, procedemos a hacer las bolitas con ayuda
de una cuchara y nuestras manos. Ponemos el cacao en polvo en un plato
hondo y pasamos las bolitas por el chocolate hasta que queden completamente
recubiertas. Las colocamos en sus blondas y servimos bien frías.
Si
queréis hacer estas trufas para niños, podéis eliminar el licor o sustituirlo
por un otro sin alcohol que le dé un nuevo sabor a vuestras trufas.
En
lugar de cacao en polvo, podéis decorarlas también con fideos de chocolate o
bolitas de azúcar de colores.
2. Historia.
La
trufa es un dulce de chocolate cuyo origen se disputan belgas
y franceses. En lo que si parece estar todo el mundo de acuerdo es
que se llamó así por su parecido con las setas del mismo nombre.
Los franceses sostienen que
las trufas de chocolate fueron creadas para la fiesta de Navidad en 1895 por
Louis Dufour, chocolatero de Chambéry en Francia.
3. Conservación.
Las
trufas deben conservarse en el frigorífico.
Si
las dejáis un tiempo, veréis que la grasa de las trufas absorbe el cacao en
polvo y acaban perdiendo la cobertura. Si no las vais a comer nada más
acabarlas o en poco tiempo desde entonces, conviene que las rebocéis, esperéis
a que se elimine el chocolate en polvo y luego las volváis a rebozar. De esta
manera, la nueva capa de chocolate en polvo aguantará ya varias horas en su
lugar.
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