miércoles, 2 de marzo de 2011

Con unos tomates secos y unas pocas hierbas, un rico pan de esos que alimentan




Después de un mes de ausencia por cuestiones logísticas, hoy os traigo una receta que, aunque resulta a veces un poco pesada de hacer porque hay que medir mucho las cantidades, está buenísima y no es nada difícil, así que ¡¡vamos allá!! Hoy cocinamos un rico pan de tomates secos y hierbas aromáticas


1. Receta.

Para un pan que dé para que coman cuatro personas con hambre o seis normales, los ingredientes serían:

- 375 g. de harina común.

- 375 ml. de cerveza tibia (Nota: una de esas latas altas de cerveza son exactamente los 375 ml., así no hay que usar un medidor. Recordad que las latas normales tienen 330 ml. La necesidad de que sea tibia viene de que así es más fácil mezclar la masa, con la cerveza fría cuesta un poco más, aunque sale igual de bueno de sabor).

- 1 cucharadita de sal.

- 2 cucharaditas de azúcar.

- 3 cucharaditas de albahaca seca (Nota: si utilizáis albahaca fresca, serían 2 cucharaditas y habría que picarla muy finita).

- 1 cucharadita y media de orégano seco (Nota: si utilizáis orégano fresco, sería sólo 1 cucharadita y habría que picarlo muy finito).

- 3 cucharaditas de perejil seco (Nota: si utilizáis perejil fresco, serían 2 cucharaditas y habría que picarlo muy finito).

- 1 sobre de levadura.

- 25 g. de tomate seco finamente picado (Nota: tened cuidado que el tomate seco no esté ya especiado. En algunos sitios lo venden pero pone que lleva pimienta u otras especias, lo que puede alterar el sabor final del pan. A veces, el tomate seco se vende envasado en aceite. Se puede usar también, siempre que lo coloquéis sobre papeles absorbentes durante al menos 24 horas para eliminar el exceso de aceite y siempre que el aceite en el que están envasados no contenga aderezo o especias que alteren el sabor. En cualquier caso, mi recomendación es que utilicéis tomate seco que no haya sido envasado en aceite).

- 30 g. de queso parmesano o curado rallado.

- 1 cucharadita de pimienta triturada.

- 2 dientes de ajo finamente picados.

- 2 cucharadas de aceite de oliva que utilizaremos para engrasar el molde y pintar el pan.

Nota: las cantidades de esta receta son exactas, excepto en el caso de la pimienta, que depende del gusto de cada uno.


¿Y cómo se hace?

Mezclamos en un bol el orégano, la albahaca, el perejil, el tomate, el queso, la pimienta y el ajo.

Precalentamos el horno a 210º arriba y abajo.

En un bol grande, mezclamos bien con un tenedor la harina y la levadura (Nota: para los que ya sois avanzados, podéis tamizar la harina con la levadura). Añadimos la sal y el azúcar.

Hacemos un hueco en el centro del bol de harina y ponemos la mezcla de hierbas y tomates secos que hemos hecho antes. Lo mezclamos todo bien con el tenedor.

Una vez mezclados todos los ingredientes, añadimos la cerveza y mezclamos con el tenedor hasta unificar la masa. Tened especial cuidado de que no os queden grumos de harina pegados al bol.

Untamos bien un molde de plumcake con aceite, pero sin excederse. Se trata simplemente de facilitar después el desmoldado, por lo que no hace falta que sea mucho aceite (Nota: también se puede untar el molde con mantequilla derretida).

Vertemos la mezcla en el molde engrasado y lo metemos al horno a 210º arriba y abajo durante 10 minutos (Nota: para aquellos que tengan hornos con función “aire”, es importante que el pan se haga SIN aire). Después, bajamos a 200º y lo dejamos otros 25 minutos.

Pasado este tiempo, pintamos el pan con el resto del aceite con una brocha y volvemos a meterlo al horno 5 minutos más.

Pasado este tiempo, lo sacamos del horno y lo volcamos en una rejilla hasta que se enfríe.

Y una vez frío, se puede comer como acompañamiento a la comida, untado con mantequilla, con un poco de paté de aceitunas…¡¡como queráis!!

Nota: se pueden sustituir los tomates secos por aceitunas o incluso mezclar ambos ingredientes. En estos casos, la cantidad total de aceitunas o aceitunas y tomates será la misma: 25 g. Es muy importante escurrir bien las aceitunas después de picarlas finitas antes de mezclarlas con el resto de ingredientes.


2. Historia.

Su nombre proviene del latín "pannus" lo que significa “masa blanca”.

Su aparición tal y como lo conocemos ahora se remonta a Babilonia y al antiguo Egipto, aunque anteriormente se elaboraban panes ácimos planos.

La mayoría de los historiadores coinciden que el origen del pan fue en Egipto, a partir de las primeras grandes cosechas de trigo entre el quinto y sexto milenio a.C.

En España el pan es introducido por los celtíberos en el siglo III a.C. Las primeras leyes que regulaban la panificación en nuestro país aparecen en el siglo XIV. La hermandad de panaderos españoles, que en el siglo XV se transforma en Corporación de Oficio, se mantiene hasta el siglo XIX. Especialmente en la zona mediterránea, existen gremios de panaderos desde hace más de 750 años. En el año 1200 consta la existencia escrita del gremio de panaderos de Barcelona.


3. Curiosidades.

A lo largo de la historia de las culturas, el pan se ha ido elaborando con el cereal disponible en la zona o con la variante modificada más resistente. Así se tiene, por ejemplo, que el trigo así como los otros cereales se han empleado en Europa y parte de África; el maíz es frecuente en América; el arroz, en Asia.

Un hecho social relativo al pan, es que históricamente se ha establecido una distinción social en función del color de la miga de pan que se haya comido. Por ejemplo, los panes de centeno (de miga más oscura) han correspondido a las clases menos favorecidas, mientras que los de harina de trigo (de miga blanca) a clases más elitistas.

El pan es entendido por muchas culturas como un sinónimo de alimento y es un ingrediente que forma parte de diversos rituales religiosos y sociales en gran parte del mundo, siendo además en la actualidad un elemento económico que influye en índices económicos tales como el Índice de Precios al Consumo.

En el antiguo Egipto se conocían hasta quince palabras para designar distintas variedades de panes y de pastelería según las variedades de harina, el grado de cocción o los productos que se le añadían como miel, huevos, leche, manteca, o fruta.

En Mesopotamia se consumía una masa preparada con cereales machacados y molidos y que se vendía no por piezas, sino valiéndose de medidas de capacidad (equivalentes a lo que hoy sería el kilo).

Por escritos, conocemos que los asirios comían unas galletas cocidas al rescoldo del fuego y que los pobres las acompañaban con cebolla.

La diosa griega Demeter, que era la protectora de la nutrición, tenía una rubia cabellera de espigas de trigo maduro. En Roma el equivalente de esta diosa griega era Ceres.

El código de Hammurabi (2000 a.C.) habla ya de "cerveza comible" y "pan bebible", refiriéndose al pan y a la cerveza de cebada, ambos elaborados con la mezcla de cebada y levadura.

4. Conservación.

Este pan aguanta sólo el día que lo hayáis hecho, pero como no es muy grande, dudo que después de probarlo os sobre algo…

No se puede congelar.