viernes, 28 de octubre de 2011

Rica rica la berenjena, mucho más si la hacemos rellena




Esta semana de nuevo nos toca una receta salada y sabrosa, fácil de hacer y con ingredientes que casi siempre tiene uno en su cocina: berenjenas rellenas de setas y bacon.



1. Receta.

Los ingredientes que necesitamos por persona son:

- una berenjena mediana.

- 150 g. de setas.

- 75 g. de bacon en tiras.

- medio diente de ajo.

- media cebolla.

- 50 g. de queso feta/queso de cabra.

- tres cucharadas soperas de aceite de oliva.

- un pellizco de sal.

- un pellizco de pimienta.

- hierbas provenzales al gusto.

- un chorrito de vino blanco.

- queso rallado para gratinar al gusto.


¿Y cómo se hace?


Primero cortamos la berenjena en dos partes a lo largo. Echamos un poco de sal en la carne de la berenjena y las ponemos boca abajo en un colador durante 20 minutos (Nota: esto reduce el amargor de la berenjena y hace que esté más sabrosa cuando se asa). Pasado ese tiempo, las lavamos bien con abundante agua fría.

Precalentamos el horno arriba y abajo sin aire a 200º.

Colocamos las berenjenas con la carne para arriba en una bandeja de horno y las salpimentamos (es decir, echamos un pellizco de sal y pimienta por encima de cada mitad). Echamos dos tercios del aceite por encima de las berenjenas salpimentadas y lo metemos al horno a 180º arriba y abajo sin aire durante aproximadamente una hora, teniendo cuidado de darles la vuelta varias veces durante ese tiempo (Nota: ya sabéis lo que siempre os digo, aprovecho para recordároslo esta vez: cada horno es un mundo, así que los tiempos y temperaturas siempre son orientativos. Las primeras veces que hagáis una receta siempre debéis estar muy pendientes para que no se os queme y para no sacar las cosas antes de que estén hechas). Las berenjenas estarán hechas cuando al pincharlas con un tenedor estén completamente blandas.

Mientras las berenjenas se asan, vamos a ir haciendo el relleno. Pelamos los dientes de ajo y los picamos muy finos. Picamos igualmente la cebolla y las setas.

En una sartén echamos la última cucharada de aceite y sofreímos ligeramente el ajo a fuego medio, hasta que esté doradito. Echamos la cebolla y la cocinamos hasta que esté blanda y dorada. Incorporamos las setas y, una vez están hechas, añadimos el vino blanco y dejamos que el líquido se reduzca a la mitad. Echamos el bacon y removemos durante cinco minutos a fuego vivo. Si las berenjenas aún no están asadas del todo, retiramos del fuego y reservamos para luego.

Cuando las berenjenas están listas, las sacamos del horno y las dejamos enfriar durante cinco minutos. Las vaciamos con ayuda de una cuchara teniendo mucho cuidado de no romper la piel, que será lo que luego rellenemos con el sofrito que hemos preparado.

Cortamos en trozos la carne de la berenjena y la incorporamos a la sartén en la que teníamos la mezcla de setas y bacon. Añadimos pimienta y hierbas provenzales al gusto y freímos a fuego medio durante cinco minutos, removiendo de vez en cuando (Nota: de esta manera, la carne de las berenjenas se impregna de los sabores de las setas y el bacon y se consigue un sabor uniforme).

Una vez acabado el sofrito, se rellena con él las pieles de las berenjenas y se colocan en la bandeja de horno (Nota: dado que estamos añadiendo muchos ingredientes, nos va a sobrar parte del relleno, que se puede guardar para acompañar una pasta o una carne o pescado).

Se coge el queso feta o queso de cabra, se parte en dados pequeños y se esconden estos dados en el interior del relleno de la berenjena hundiéndolos con el dedo o con una cuchara (Nota: este tipo de quesos no se derriten mucho, por lo que, una vez hechas las berenjenas, se encuentran los trozos de queso entre el relleno mientras se comen, sorprendiendo a los comensales y dando un toque un poco más fuerte al plato).

Se espolvorea queso rallado por encima de las berenjenas así preparadas a gusto de cada uno (Nota: yo echo muchísimo queso y utilizo una mezcla de cuatro quesos para gratinar).

Se meten en el horno a 180º arriba y abajo sin aire y se dejan unos diez minutos. Después se cambia a grill y se dejan cinco minutos más.

Y ya están listas para servir y, sobre todo ¡¡para disfrutar!!


2. Historia.

La mayoría de los botánicos cree que las antiguas civilizaciones del sureste de Asia fueron las primeras en cultivar y mejorar gradualmente las berenjenas para su consumo. Los datos más antiguos que se conocen la establecen en el estado de Assam (al noreste de la India), Myanmar y en China.

Los chinos ya la cultivaban en el siglo V a.C. En Europa no se conoció hasta la Edad Media, después de que los árabes la introdujeron en la Península Ibérica. Posteriormente, se extendió a otros países.


3. Curiosidades.

Cuando florece, la berenjena se convierte en un arbusto ornamental, cubierto de magníficas flores de un azul violáceo.

Tanto médicos como botánicos la consideraron culpable de fiebres y crisis epilépticas de sus pacientes, hasta el extremo de que era conocida como Solanum insanum, es decir, insana, inapropiada para el consumo y causante de locura.

Hasta el siglo XIX no aparece en los libros de cocina y sólo se mantenía como recurso de las cocinas meridionales italiana, griega o andaluza.

El nombre en inglés de esta verdura es "eggplant" (planta de huevo). Se le puso este nombre porque los frutos de las primeras plantas que llegaron al norte de Europa y de América parecían pequeños huevos blancos.

En China, como parte de su "dote matrimonial", se solía pedir a las mujeres que cocinaran al menos 12 recetas de berenjena antes de su boda.

En Turquía, se dice que el "imam bayeldi", un delicioso plato de berenjena rellena cocinada a fuego lento en aceite de oliva, hizo que un líder religioso se desmayara en éxtasis.

Las berenjenas silvestres son muy amargas, casi incomibles, pero mucho más resistentes a las plagas y enfermedades que afectan más comúnmente a las variedades domesticadas.

De la producción mundial de berenjena, Asia cultiva el 78% y Turquía el 19%, la producción más alta de la Unión Europea. Los mayores productores mundiales de berenjena son China e India.

La berenjena y el tabaco pertenecen a la misma familia de plantas.

Es una planta que requiere de 10 a 12 horas de luz.

El agua es un 92% de su composición.

Las berenjenas contienen unas sustancias como las aminas (serotonina y tiramina) que a algunas personas sensibles les puede provocar reacciones alérgicas y dolores de cabeza.

En la Edad Media era considerada afrodisíaca, especialmente condimentada con jengibre. Actualmente, sin embargo, en la isla de Bali, los hombres no se le acercan, creyendo que causa un efecto contrario.

Cuentan las historias orientales que la mujer que supiera preparar las berenjenas de mil maneras distintas sería la digna esposa de un sultán. Si sólo tuviera cincuenta recetas se casaría con un emir y si tan sólo las cocinara de diez formas conseguiría un marido pobre y sin prestigio (Nota: yo no creo que sea capaz ni de llegar a las diez, así que voy a tener que cocinar mucho para mejorar mi suerte…).

Las mujeres de la aristocracia China empleaban antiguamente la cáscara de berenjena en la confección de un tinte que usaban para pintarse los dientes con objeto de resaltar su belleza.

Es útil en cosmética, ya que con ella es posible preparar una eficaz mascarilla nutritiva y un buen dentífrico.

Los judíos la consumen durante la fiesta de "Purim" o fiesta del destino.

En la antigua India se usaba la berenjena en la medicina herborista, más concretamente para el tratamiento de la diabetes.

En Tailandia las berenjenas son de un metro de longitud del tipo llamado "serphentum" por su aspecto de serpiente y la planta necesita enrollarse sobre oportunos soportes.


4. Propiedades.

La berenjena contiene vitaminas (E, A, C, B1, B2, ácido fólico), minerales (hierro, calcio, fósforo, magnesio y potasio).

Ciertos flavonoides (pigmentos de la piel) de la berenjena tienen propiedades antioxidantes, por lo que se recomienda en la prevención de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y del cáncer.

El fruto contiene asimismo estatinas que se emplean para el tratamiento de las dislipemias (problemas con las grasas) como la hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia y otras. Ayuda a reducir el colesterol y a prevenir la arteriosclerosis.

La berenjena es rica en potasio. El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, además también está implicado en el equilibrio del agua dentro y fuera de la célula. Cien gramos de berenjena cubren el 12 % de las necesidades diarias de este mineral.

A los componentes responsables de su sabor amargo se le atribuyen propiedades colagogas, es decir, que estimulan el buen funcionamiento del hígado y facilita el vaciamiento de la vesícula biliar, de manera que favorece la digestión de las grasas. Por ello, la berenjena es muy apropiada para aquellas personas que padecen trastornos digestivos.

La pasta del fruto machacado se utiliza como bálsamo aplicado a la piel quemada por el sol.

Además, calma los dolores reumáticos. Para ello, se deja este fruto machacado en agua en reposo un día completo y después se toma esta agua como agua de uso.

Son convenientes en las personas estreñidas, al contener celulosa, excita el peristaltismo intestinal.

Mejora la circulación sanguínea, sirve de desengrasante y no permite que los ácidos grasos saturados se depositen en las arterias.

También reduce los niveles de glicemia, lo cual es beneficioso para los diabéticos.

Es muy buena para el insomnio y actúa contra la embriaguez, para lo que se aconseja tomarlo en caldo o infusiones.



5. Variedades.

La berenjena pertenece a la familia de las Solanáceas, que incluye alrededor de 75 géneros y unas 2.300 especies de plantas productoras de alcaloides tóxicos, entre las que se incluye la belladona, la mandrágora o el beleño.

Del genero Solanum se conocen tres subespecies: esculentum, donde se incluyen la mayoría de las especies cultivadas; insanum de numero reducido de especies cultivadas y ovigerum de interés ornamental.

Normalmente su clasificación se hace atendiendo a la forma de las mismas, entre estas cabe incluir:

- esféricas: fruto redondeado, de color morado oscuro, brillante y uniforme con una pulpa verde con vacíos. El peso medio por unidad va de 230-260 gramos. Por ejemplo, la de Almagro.

- globosas: forma esférica, de piel brillante y morada oscura y pulpa verde. El peso medio va de 250-290 gramos. Por ejemplo, la violeta de Nueva York.

- alargadas: alargadas, de piel brillante y morada oscura y pulpa verde. Peso medio de 160-180 gramos. Por ejemplo, la larga negra, larga morada, violeta de Barbentane o la croisette.

- jaspeadas: fruto ovalado o redondo, de piel blanca jaspeada de morado a verde y pulpa prácticamente blanca. Con un peso medio de 200 gramos. Por ejemplo, la jaspeada de Gandía, la mission bell, la belleza negra, la blacknite, la bonica o la florida market.

En España, existe una variedad autóctona de berenjena con denominación de origen, la "Berenjena de Almagro", que se cultiva en la Comarca de Calatrava, en Ciudad Real.



6. Conservación.

Este plato aguanta un par de días en el frigorífico.

No se puede congelar, aunque sí se puede congelar el relleno si nos sobra y vemos que no lo vamos a usar en los dos días siguientes.


NOTA FINAL: Si sois vegetarianos, podéis sustituir el bacon por trocitos de tomate cherry.

 


martes, 18 de octubre de 2011

¿No sabes que desayunar? Estas galletas de chocolate has de probar...



Hoy llegamos con una receta muy, muy dulce, sólo apta para los más golosos: galletas de chocolate.





Con los siguientes ingredientes salen unas 18 galletas grandecitas (tamaño Starbucks, para que os hagáis una idea):

- 225 g. de harina.

- 150 g. de chocolate.

- 100 g. de mantequilla.

- 1 huevo.

- 75 g. de azúcar blanca.

- 100 g. de azúcar morena.

- un pellizco de sal.

- 1 cucharadita de postre de azúcar vainillada.

- medio sobre de levadura.


¿Y cómo se hace?


Mezclamos la mantequilla con el azúcar blanca y la morena (Nota: la mantequilla tiene que estar blanda para que se pueda mezclar bien, así que conviene haberla sacado del frigorífico al menos quince minutos antes).

Agregamos a la mezcla anterior el huevo, el azúcar vainillada y la sal. Removemos y mezclamos muy bien.

Añadimos la levadura y el chocolate cortado en trocitos muy pequeños (Nota: hay marcas de chocolates que hacen gotas de chocolate, lo que es muy útil en esta receta, porque nos evita tener que cortar todo el chocolate en trozos tan pequeños). Sólo se añaden los trozos, no las virutas de chocolate que han ido quedando al cortarlo con el cuchillo (Nota: si incluís esas virutas, se mezclaran con la masa y os quedará como manchada. está buena, pero no hace buen efecto).

Vamos añadiendo la harina tamizada y vamos mezclando hasta tener una masa homogénea (Nota: para tamizar la harina, tan sólo hace falta echarla a través de un colador).

Colocamos la masa sobre un papel film transparente dándole forma de cilindro, la envolvemos y la metemos en la nevera durante al menos dos horas (Nota: puede estar más horas, lo importante es que la masa esté más bien dura cuando la saquéis del frigorífico).

Precalentamos el horno a 180º arriba y abajo sin aire y preparamos una bandeja de horno en la que ponemos en la base papel vegetal.

Con la ayuda de un cuchillo vamos cortando rodajas de la masa y les vamos dando la forma de galletas con las manos, haciendo bolitas y aplastándolas sobre el papel de horno hasta dejarlas planas. Vamos colocando las galletas separadas (Nota: si las colocáis muy juntas, como cogen un poco de volumen al hornearse, se pegarán y se romperán al separarlas).

Horneamos durante aproximadamente 10 minutos. Ésta es la parte complicada de esta receta. Las galletas se tienen que sacar del horno cuando todavía están blandas, porque se van endureciendo en la primera hora fuera del horno. Por eso, el momento para sacarlas es cuando el borde de la galleta empieza a coger color doradito. Sacarlas sin romperlas puede ser bastante difícil. Yo uso una espátula de metal bastante grande que meto por debajo de la galleta y otra espátula de madera más pequeña con la que me ayudo para acabar de sacarlas.


2. Historia.

la galleta es considerada uno de los primeros alimentos cocinados. Se han encontrado galletas de más de seis mil años cuidadosamente envueltas en yacimientos en Suiza.

Las galletas aparecen tal y como las conocemos en la Edad Antigua. En aquella época eran eran muy sencillas y apenas admitían variedad. Eran obleas planas y duras, cocidas dos veces. En Roma, durante el S.III el chef Apicius las llamó Bis Coctum (origen de la palabra biscuit). Prácticamente todas las grandes culturas de la antigüedad (Persa, Asiria, Egipcia, Judía, Griega, Romana y otras procedientes del Lejano Oriente) utilizaron estos cereales cocidos para afrontar largas caminatas y combates, siendo un alimento habitual de militares y marineros. Se amasaba el cereal con agua, mojándolo cada poco tiempo, y luego se preparaban las tortas redondas que, puestas sobre una piedra plana y cubiertas de ceniza para que se secaran, eran la base de la alimentación de los soldados y sus familias. Solían tomarse mojadas en vino o sopa.

En la Edad Media se generalizó el cultivo de cereales, aumentó la población y el consumo de galletas se extendió rápidamente, convirtiéndose así en un alimento popular, especialmente entre campesinos y cruzados. Se les añadía huevo y el jugo de la carne para hacerlas más nutritivas, por lo que también ocuparon un lugar preferente en las bodegas de los navíos. Llegaron a sustituir al pan en travesías largas, gracias a su mejor conservación y facilidad de transporte.

Durante el Renacimiento, los Médicis introdujeron por primera vez en la Corte las galletas, presentándolas como algo sabroso para acompañar a una bebida caliente (se acababa de descubrir el chocolate). Es en esta época cuando la galleta pasa de ser un alimento básico, habitual en largas travesías, a uno de placer.


3. Curiosidades.

las galletas eran el principal alimento a bordo de las tres carabelas que descubrieron América en 1492.

La palabra “galleta” se tomó prestada de un alimento habitual en Francia en el S.XIII, una especie de crêpe plana llamada galette.


En Europa, nada más acabar la II Guerra Mundial, se popularizaron las galletas recubiertas de chocolate, representando así la llegada de la paz.

Las galletas de la región Iga, lugar de origen de los ninja en Japón, llevan el espirítu de fortaleza ninja, porque en efecto, estas galletas Ninja Katayaki, son bastantes duras y lo son tanto, que necesitas un mazo de madera para partirlas.

En una encuesta y conteo de datos la mitad de los británicos han sufrido de alguna quemadura o lesión por sopear sus galletas en el café durante el descanso de media mañana. La galleta más “dañina” es la “Custard Cream Biscuit”.


4. Conservación.

Como mejor están es el día que se han hecho o al día siguiente, porque a partir del segundo día se ponen bastante duras. No obstante, aguantan bien cuatro o cinco días, aunque los últimos no se pueden comer si no se mojan en leche. La mejor manera de conservarlas es en una lata cerrada.

martes, 4 de octubre de 2011

Una merlucita, en cocina o en terracita...





Una receta muy, muy sana y rica, rica: merluza a la griega.






1. Receta.

Los ingredientes que necesitamos para dos personas:


- dos lomos de merluza (Nota: se puede sustituir la merluza por otros pescados, como la raya).

- medio kilo de tomates.

- 2 cebollas.

- zumo de un limón.

- 4 dientes de ajo.

- 32 aceitunas negras.

- 250 g. de champiñones.

- media taza de vino blanco.

- tres cucharadas soperas de aceite de oliva.

- dos cucharadas de perejil picado (Nota: puede ser fresco o seco).

- dos hojas de laurel.

- romero.

- tomillo.

- pimienta negra.

- sal.


¿Y cómo se hace?


Salpimentamos las rodajas de pescado y las freímos en una sartén con el aceite muy caliente durante 10 segundos por cada lado. Las reservamos aparte.

Picamos finamente la cebolla y los dientes de ajos, troceamos los tomates y los champiñones y picamos el perejil si es fresco.

En el mismo aceite donde hemos frito los filetes, sofreímos la cebolla y el ajo a fuego medio hasta que la cebolla se ponga transparente y el ajo dorado. Añadimos los champiñones y los tomates y seguimos cocinando hasta que estén hechos.

Precalentamos el horno a 220º.

Agregamos, en la sartén donde estamos friendo el resto de ingredientes, el zumo de un limón con el perejil picado, las hojas de laurel y una pizca de romero y tomillo. Salpimentamos el conjunto y lo dejamos cocer unos diez minutos a fuego lento.

Añadimos el vino blanco y lo dejamos cociéndose a fuego lento hasta que el vino se reduzca a la mitad.

Colocamos los filetes de merluza en una bandeja para el horno y los cubrimos con la salsa. Se hornea durante unos diez o quince minutos a 180º arriba y abajo.

Se saca el pescado del horno, se pican las aceitunas negras y se echan por encima.

Y listo para servir...¡¡y sobre todo para disfrutar!!


2. Propiedades.


La merluza es un pescado blanco con un contenido graso y calórico bajo. Aporta en torno a 65 calorías y menos de 2 gramos de grasa por 100 gramos de porción comestible.

Destaca su contenido en vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B9, B12), que permiten el aprovechamiento de los nutrientes energéticos (hidratos de carbono, grasas y proteínas). El aporte adecuado de estas vitaminas es esencial porque intervienen en numerosos procesos de gran importancia como la formación de glóbulos rojos, la síntesis de material genético o el funcionamiento del sistema nervioso, entre otros.

En cuanto a los minerales, la merluza posee potasio, fósforo y magnesio, si bien todos ellos están presentes en cantidades medias si se comparan con las contenidas en la mayor parte de los pescados. El potasio es un mineral necesario para el sistema nervioso y la actividad muscular e interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. El fósforo está presente en huesos y dientes, interviene en el sistema nervioso y la actividad muscular y participa en procesos de obtención de energía. El magnesio, por su parte, se relaciona con el funcionamiento del intestino, los nervios y los músculos. Además forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante.

La merluza es una carne rica en ácidos omega 3 y 6, lo que la convierte en ideal para reducir el colesterol en sangre.


3. Variedades.


Existen varias clases de merluza:

- Merluza europea común (Merluccius Merluccius): es esbelta, alcanza 1,2 metros de largo, tiene el hocico largo y puntiagudo y su carne es exquisita.

- Merluza plateada o de Boston (Merluccius bilinearis): es una variedad de gran importancia económica y de un tamaño inferior al resto. Su carne es muy apreciada y más o menos compacta en función de la estación del año y de la profundidad a la que se encuentre. Vive entre cabo Cod, Massachusetts (EEUU) y cabo Sable, Nueva Escocia (Canadá). Se comercializa fresca y congelada.

- Merluza del Pacífico (Merluccius productus): se pesca tanto en su forma larvaria como en su forma adulta, en las costas de Baja California (México) y de California (EEUU).

- Pescada (Merluccius gayi): constituye otra especie de gran importancia económica. Se captura en Chile, donde se conoce como "pescada".

- Merluza de Nueva Zelanda o austral (Merluccius australis): es de color gris acerado y se captura en aguas del Sur de África y Nueva Zelanda. Se comercializa fresca y sin cabeza.

- Merluza de El Cabo (Merluccius capensis y Merluccius paradoxus): engloba dos especies semejantes que habitan en aguas del Sur de África y Namibia. Presentan un color plateado con tonos marrones en el lomo y claros en el vientre. Se comercializan enteras o en lomos, frescas y congeladas.

- Merluza Argentina (Merluccius hubbsi): es una especie de color plateado con tonos dorados en el lomo. Se comercializa congelada.

- Merluza negra (Merluccius senegalensis y Merluccius polli): engloba a dos especies similares que poseen un color negro en el lomo y los laterales. Son de pequeño tamaño y se capturan en las costas de África. Se comercializan en el sur de España y su precio es relativamente bajo debido a que su calidad es inferior a la de otras especies.

Existen otras especies denominadas merluzas que no pertenecen al mismo género ni a la misma familia, pero cuya importancia comercial es notable en el mercado de los productos congelados. Entre otras, destacan la merluza de cola larga (Macruronus novaezelandiae), la merluza azul (Antimora rostrata) y la merluza chilena (Genypterus blacodes).


4. Conservación.

Este plato aguanta dos días en el frigorífico, aunque es conveniente comerlo en el día o al día siguiente.

No se congela bien.