Hoy llegamos con una receta muy, muy dulce, sólo apta para los más golosos: galletas de chocolate.
Con los siguientes ingredientes salen unas 18 galletas grandecitas (tamaño Starbucks, para que os hagáis una idea):
- 225 g. de harina.
- 150 g. de chocolate.
- 100 g. de mantequilla.
- 1 huevo.
- 75 g. de azúcar blanca.
- 100 g. de azúcar morena.
- un pellizco de sal.
- 1 cucharadita de postre de azúcar vainillada.
- medio sobre de levadura.
¿Y cómo se hace?
Mezclamos la mantequilla con el azúcar blanca y la morena (Nota: la mantequilla tiene que estar blanda para que se pueda mezclar bien, así que conviene haberla sacado del frigorífico al menos quince minutos antes).
Agregamos a la mezcla anterior el huevo, el azúcar vainillada y la sal. Removemos y mezclamos muy bien.
Añadimos la levadura y el chocolate cortado en trocitos muy pequeños (Nota: hay marcas de chocolates que hacen gotas de chocolate, lo que es muy útil en esta receta, porque nos evita tener que cortar todo el chocolate en trozos tan pequeños). Sólo se añaden los trozos, no las virutas de chocolate que han ido quedando al cortarlo con el cuchillo (Nota: si incluís esas virutas, se mezclaran con la masa y os quedará como manchada. está buena, pero no hace buen efecto).
Vamos añadiendo la harina tamizada y vamos mezclando hasta tener una masa homogénea (Nota: para tamizar la harina, tan sólo hace falta echarla a través de un colador).
Colocamos la masa sobre un papel film transparente dándole forma de cilindro, la envolvemos y la metemos en la nevera durante al menos dos horas (Nota: puede estar más horas, lo importante es que la masa esté más bien dura cuando la saquéis del frigorífico).
Precalentamos el horno a 180º arriba y abajo sin aire y preparamos una bandeja de horno en la que ponemos en la base papel vegetal.
Con la ayuda de un cuchillo vamos cortando rodajas de la masa y les vamos dando la forma de galletas con las manos, haciendo bolitas y aplastándolas sobre el papel de horno hasta dejarlas planas. Vamos colocando las galletas separadas (Nota: si las colocáis muy juntas, como cogen un poco de volumen al hornearse, se pegarán y se romperán al separarlas).
Horneamos durante aproximadamente 10 minutos. Ésta es la parte complicada de esta receta. Las galletas se tienen que sacar del horno cuando todavía están blandas, porque se van endureciendo en la primera hora fuera del horno. Por eso, el momento para sacarlas es cuando el borde de la galleta empieza a coger color doradito. Sacarlas sin romperlas puede ser bastante difícil. Yo uso una espátula de metal bastante grande que meto por debajo de la galleta y otra espátula de madera más pequeña con la que me ayudo para acabar de sacarlas.
2. Historia.
la galleta es considerada uno de los primeros alimentos cocinados. Se han encontrado galletas de más de seis mil años cuidadosamente envueltas en yacimientos en Suiza.
Las galletas aparecen tal y como las conocemos en la Edad Antigua. En aquella época eran eran muy sencillas y apenas admitían variedad. Eran obleas planas y duras, cocidas dos veces. En Roma, durante el S.III el chef Apicius las llamó Bis Coctum (origen de la palabra biscuit). Prácticamente todas las grandes culturas de la antigüedad (Persa, Asiria, Egipcia, Judía, Griega, Romana y otras procedientes del Lejano Oriente) utilizaron estos cereales cocidos para afrontar largas caminatas y combates, siendo un alimento habitual de militares y marineros. Se amasaba el cereal con agua, mojándolo cada poco tiempo, y luego se preparaban las tortas redondas que, puestas sobre una piedra plana y cubiertas de ceniza para que se secaran, eran la base de la alimentación de los soldados y sus familias. Solían tomarse mojadas en vino o sopa.
En la Edad Media se generalizó el cultivo de cereales, aumentó la población y el consumo de galletas se extendió rápidamente, convirtiéndose así en un alimento popular, especialmente entre campesinos y cruzados. Se les añadía huevo y el jugo de la carne para hacerlas más nutritivas, por lo que también ocuparon un lugar preferente en las bodegas de los navíos. Llegaron a sustituir al pan en travesías largas, gracias a su mejor conservación y facilidad de transporte.
Durante el Renacimiento, los Médicis introdujeron por primera vez en la Corte las galletas, presentándolas como algo sabroso para acompañar a una bebida caliente (se acababa de descubrir el chocolate). Es en esta época cuando la galleta pasa de ser un alimento básico, habitual en largas travesías, a uno de placer.
Durante el Renacimiento, los Médicis introdujeron por primera vez en la Corte las galletas, presentándolas como algo sabroso para acompañar a una bebida caliente (se acababa de descubrir el chocolate). Es en esta época cuando la galleta pasa de ser un alimento básico, habitual en largas travesías, a uno de placer.
3. Curiosidades.
las galletas eran el principal alimento a bordo de las tres carabelas que descubrieron América en 1492.
La palabra “galleta” se tomó prestada de un alimento habitual en Francia en el S.XIII, una especie de crêpe plana llamada galette.
En Europa, nada más acabar la II Guerra Mundial, se popularizaron las galletas recubiertas de chocolate, representando así la llegada de la paz.
La palabra “galleta” se tomó prestada de un alimento habitual en Francia en el S.XIII, una especie de crêpe plana llamada galette.
En Europa, nada más acabar la II Guerra Mundial, se popularizaron las galletas recubiertas de chocolate, representando así la llegada de la paz.
Las galletas de la región Iga, lugar de origen de los ninja en Japón, llevan el espirítu de fortaleza ninja, porque en efecto, estas galletas Ninja Katayaki, son bastantes duras y lo son tanto, que necesitas un mazo de madera para partirlas.
En una encuesta y conteo de datos la mitad de los británicos han sufrido de alguna quemadura o lesión por sopear sus galletas en el café durante el descanso de media mañana. La galleta más “dañina” es la “Custard Cream Biscuit”.
4. Conservación.
Como mejor están es el día que se han hecho o al día siguiente, porque a partir del segundo día se ponen bastante duras. No obstante, aguantan bien cuatro o cinco días, aunque los últimos no se pueden comer si no se mojan en leche. La mejor manera de conservarlas es en una lata cerrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario