jueves, 22 de abril de 2010

Aunque ya no sea Semana Santa...¡¡qué ricas las torrijas!!

Para los que no seáis españoles, las torrijas son es un dulce típico de las celebraciones de Carnaval, Cuaresma y Semana Santa. En España se hacen sobre todo en Semana Santa.

1. Receta.

Esta receta se la debemos a mi amiga Inés (¡gracias, guapa!), que nos la ha enviado por correo. Este postre le sale fenomenal, así que seguro que con sus consejos conseguimos unas torrijas riquísimas.

INGREDIENTES

• 1 barra de pan de torrijas, que se puede encontrar en cualquier panadería y, en Semana Santa, al menos en España, en la mayoría de los supermercados. Truco de Cris: Si no tenéis pan de torrijas, se puede emplear pan normal de barra que se haya dejado dos días para que se ponga duro.

• 1 litro de leche.

• 1 rama de canela.

• 1 corteza de limón.

• 6 cucharadas soperas de azúcar.

• 2 ó 3 huevos.

• Aceite de oliva para freír (de 0,4 grados).

• Azúcar, leche condensada, miel… para endulzarlas después.

RECETA

1º. Se pone a hervir la leche en una olla bastante grande (si la olla es demasiado pequeña la leche de sale y se monta una en la cocina de morirse y entonces ya no se vuelve a cocinar más…jajaja). Además de leche, se pone en la olla una ramita de canela y una peladura de limón (si no se tiene, no pasa nada) y unas seis cucharadas soperas de azúcar (si os gusta mucho el dulce se puede poner una cucharada o dos más) y se espera a que hierva.

Consejo de Inés: hay que tener mucho cuidado con que la leche no se queme ni un poquito, porque entonces todas las torrijas tendrán un sabor malísimo a quemado.

2º. Se corta la barra de pan en rodajas de unos 3 o 4 cm. de grosor y se colocan en una fuente un poco honda (si se cortan muy finas, luego al freírlas se rompen).

3º. Se cubren las rodajas de pan con la leche hervida previamente. Esperar una hora aproximadamente para que se empapen bien (esto es muy importante, porque si no quedan secas). Quizá al principio parezca demasiada leche pero enseguida la absorbe el pan.

4º. Se reboza el pan con huevo (con ayuda de una cuchara y mucho cuidado) y se fríen en aceite bien caliente en una sartén honda. Hay que tener cuidado al darles la vuelta (con ayuda de una espumadera y una cuchara) para que no se rompan. Truco de Cris: un truco para que no se forme tanta espuma en la sartén es colocar dentro de la misma un clavo metálico (bien limpio, por supuesto, que no es cuestión de que las torrijas sepan a herrumbre).

5º. Se sacan cuando estén doradas y se colocan en una fuente. En la fuente hay que colocar previamente papel de cocina para que las torrijas escurran el aceite sobrante. Una vez bien escurridas, se pueden espolvorear con azúcar y canela o cubrir con almíbar o miel aclarada con agua.

2. Historia.

Como decíamos al principio de esta entrada, las torrijas son un postre típico de Semana Santa. Se comen, especialmente, durante el Viernes Santo. Su popularidad se debe a que estaban al alcance de las economías más modestas y se podían elaborar fácilmente en casa.

Su asociación a la Cuaresma se debe tal vez a la necesidad de aprovechamiento de pan, que, durante el tiempo en que no se podía comer carne, se consumía menos, a pesar de que las familias continuaban haciendo la misma cantidad. Además, al ser un plato que satura pronto, servía para evitar que se probase algún plato de carne, que estaba sujeto a abstinencia en la cuaresma. En España, hasta la prohibición de las fiestas de Carnaval por el régimen de Franco, eran típicas de las fiestas de carnaval.

Una explicación más poética de la estrecha vinculación entre las torrijas y la Semana Santa dice así:

"Las torrijas, al igual que la Semana Santa, representan la vida y muerte de Jesús. Según el rito católico, el pan es el cuerpo de Cristo, que muere en este tiempo, del mismo modo que la base de las torrijas es pan muerto. La leche, los huevos y la fritura -nos detalla- se entienden como los baños necesarios para que el cuerpo resucite y dicha fritura refleja el sufrimiento del Señor. Se produce la resurrección del pan muerto y de ahí la consideración de postre divino".

Sin embargo, a pesar de esta vinculación especial con la Semana Santa o Pascua católica, según algunos historiadores las torrijas se vienen haciendo desde los tiempos de la Antigua Roma. Todos los 12 de Abril (Pridie Idus Apriles) se celebraba la Cerealia, una fiesta que duraba varios días en honor a la Diosa Ceres (Deméter para los griegos) que conmemoraba la liberación de Proserpina (Perséfone) durante la temporada de primavera y verano.

El gastrónomo romano del siglo I d.C., Marcus Gavius Apicius, escribió sobre las torrijas en su libro "De re coquinaria": “(…) rompe siligenas (galletas de trigo), baña las en leche, tuesta las en aceite, riega las con miel y sirve las”.

En el "Libro de buenas menjares" ("Buch von guter spyse"), del siglo XIV, se menciona las torrijas (o "Arme Ritter") por primera vez por escrito, en la zona germanoparlante: "(…) snit denne aht snitten arme ritter und backe die in smalze nicht zu trüge" (el que sepa alemán que lo traduzca, que lo que es nosotras no tenemos ni idea).

La torrija o torreja aparece documentada en España ya en el siglo XV, citada por Juan del Encina: "(…) miel y muchos huevos para hazer torrejas". Al parecer se trataba de un plato indicado para la recuperación de parturientas que se empleaba con el propósito de bajarles la leche para amamantar. Las primeras recetas se remontan al "Libro de Cozina" de Domingo Hernández de Maceras (1607) y "Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería" de Francisco Martínez Motiño (1611). La torrija era a comienzos de siglo XX muy habitual en las tabernas de Madrid y se servía con vasos de vino (chatos).

3. Variantes.

Se pueden bañar en almíbar, hecho con medio litro de agua, 125 g. de azúcar, una corteza de limón y dos vasos (de los de vino) de buen vino blanco. Se cuece el agua con el limón durante aproximadamente ocho minutos, se añade el vino y se cuece otros cinco minutos. Se aparta del fuego y, cuando está aún caliente, se baña con esto las torrijas.

Se pueden bañar también en un jarabe caliente hecho con medio litro de agua, 125 g de azúcar, una cucharada de miel y una cucharada de vino blanco dulce (tipo moscatel o Málaga). Este jarabe se prepara cociendo los ingredientes previamente. A medida que se sacan las torrijas de la sartén, se pasan al recipiente con el jarabe y después se pasan a otra bandeja.

Una variante que recibe en algunas regiones de España el nombre de "obispos" es aquella en la que se mojan las torrijas en vino en vez de en leche. Se pone en un cazo a reducir vino tinto con cáscara de limón, azúcar y canela y se mojan con ello las rebanadas de pan antes de freírlas.

Existe otra variante denominada "empanados de Queso". Se coloca una fina capa de queso fresco sobre unas rebanadas de pan blanco, que moja ligeramente en vino fino de Jerez y luego se reboza en huevo batido con leche, azúcar y corteza de limón rallado, friéndolas en aceite de oliva y apartándolas cuando están doradas. Por último, se rocían de azúcar molido.

En Jaén, según una receta de 1915, se elaboraba una variedad de torrijas que partiendo de pan bañado en leche se pasaban por una mezcla de yemas de huevo, azúcar, un poco de harina y zumo de naranja y luego se freían en aceite de oliva. Posteriormente se espolvoreaban con azúcar y canela. Mientras tanto se caramelizaban unos gajos de naranja con los que se adornaban las torrijas.

En Córdoba, según una receta de primeros del siglo XX, se mojaba el pan moreno en ron y se freían brevemente, se pasaban por huevo batido y se terminaban de freír para formar una costra, terminando con la inmersión de la torrija en hidromiel.

Una receta original de la sierra de Sevilla, en los alrededores de Cazalla de la Sierra, partiendo de pan sentado, se mojaba éste en leche y posteriormente en huevo batido para freírlo. Al sacar las rodajas se embadurnaban en abundante azúcar y se apartaban. Se apartaba el aceite del perol y los posos que habían quedado se mezclaban con leche, huevo batido y azúcar y se reducían a fuego lento. Una vez frío se le añadía aguardiente de guindas y con todo el conjunto se bañaban las torrijas.

Los donostiarras las hacen con crema pastelera.

Más recientemente se elaboran variedades vegetarianas que sustituyen la leche de vaca por jugo de soja y los huevos por harinas de garbanzo, soja u otras leguminosas.

4. Curiosidades.

Antiguamente, en casa de la gente más pudiente se servían en bandeja de plata y eran elaboradas con la mejor leche y el mejor azúcar, se pasaban por abundante huevo y se doraban en aceite. En los hogares más modestos, las torrijas se hacían sin huevo, se bañaban en almíbar y, en lugar de espolvorearlas con canela, se utilizaba azúcar. En las tabernas se solía sustituir por vino, se bañaban en huevo y se espolvoreaban con un polvillo de azúcar.

En otros países también se hacen postres parecidos a las torrijas españolas. Así, en Francia se prepara, con similares características, el "pain perdu" (pan perdido), si bien éste no se fríe en aceite sino a la plancha, conociéndose en Reino Unido y países de habla inglesa como "french toast".

En Colombia y Chile se llaman "tostadas francesas" y en México "pan francés", endulzados con jarabe de arce o con azúcar. En el norte de México se conoce como "torreja".

En Argentina y Uruguay existe un modo sencillo de elaborar torrijas humedeciendo con leche miga de pan común, dándole forma de bollo y pasando éste por yema de huevo batida. Posteriormente se fríen y se espolvorea cada bollo con azúcar.

En Alemania las torrijas se llaman "Arme Ritter" ("caballeros pobres") y no son más que una manera de aprovechar el pan sobrante. El origen del nombre es que en Alemania en el siglo XIV los caballeros empobrecieron tanto que el pan era el único alimento que podían pagar.

Los ingleses tienen un postre parecido al que llaman "Poor knights of Windsor". El origen del nombre es el mismo que el de los "caballeros pobres" alemanes.

Los Suizos las llaman "Fotzelschnitten" y los Austriacos y Bávaros "Pofesen" o "Pavesen".

En Portugal las torrijas tienen el nombre "Rabanadas" y son un típico dulce de Navidad que se come en la Noche Buena y durante las fiestas.

2 comentarios:

  1. Siempre había querido hacer y no encontraba el momento, así que este fin de semana caen sí o sí.

    Una corrección, por favor, en la sartén hay que meter un CLAVO metálico, y no un CALVO metálico, que como alguien lo siga al pie de la letra... vamos, que yo tengo un calvo en casa pero no creo que se deje metalizar y freir... jejeje.

    Bromas aparte, muchas gracias, si lo hago este fin de semana os digo algo.

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  2. Ay, madre, tienes razón, a ver si alguno nos va a secuestrar un calvo pa meterlo en la sartén ;o) Ya hemos corregido el error, por si las moscas.

    Esperamos ansiosas (Inés también, seguro) a ver lo que nos cuentas el lunes cuando ya las hayas hecho ñamñamñam

    Besos.

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