jueves, 26 de mayo de 2011

Acabar con esta lasaña...¡¡menuda hazaña!!




Como el último día le dimos al dulce, vamos a ir hoy con algo salado: una deliciosa lasaña de verduras al curry.


1. Receta.


Nota previa: el tamaño de la lasaña sería una placa de pasta precocida por persona si sois gente de muuucho comer y dos placas para cada tres si sois gente de menos gula o vais a picar algo antes.


Los ingredientes que necesitamos son:


- placas de pasta de lasaña precocidas: las hay de dos tipos, de las que deben meterse un rato en agua y de las que van directas al horno. Mirad siempre las instrucciones en el paquete. Yo he usado las dos y, personalmente, prefiero las que van directas al horno, ya que las otras no siempre quedan todas igual de hechas y pueden estropearos la lasaña, sobre todo si es la primera vez que la hacéis.

- verdura: podéis escoger la verdura que queráis. Simplemente recordad que las cantidades deben ser generosas porque tenéis que rellenar varias capas. Es siempre mejor que os sobre que no que os falte relleno (Nota: si os sobra siempre podéis guardarla como acompañamiento para un filete el día siguiente o para rellenar una quiche esa misma noche). La última vez que hice esta receta yo eché, para cuatro personas, dos calabacines grandes, un pimiento rojo mediano y una cebolla. Otras veces he echado medio kilo de calabaza o tres berenjenas o medio kilo de setas/champiñones. Recordad que algunas verduras, como los champiñones, reducen su tamaño a la mitad o más al cocinarlos, por lo que siempre hay que echar más de lo que parece.

- curry: la cantidad irá en función de cuánta lasaña estéis haciendo y de cómo os guste la comida de picante. Se puede sustituir también por una mezcla de especias. Yo ahora mismo estoy usando una mezcla de especias indias que me trajo mi amiga Sara de Granada (¡gracias, guapa!).

- 2 cucharadas de aceite de oliva para freir la verdura: usamos tan poco aceite para evitar que la lasaña quede después excesivamente aceitosa.

- salsa bechamel: de nuevo, la cantidad irá en función del tamaño de la lasaña. Para una lasaña de tres placas necesitáis un brick pequeño de bechamel. Para los que queráis hacer vosotros mismos la bechamel, os he dejado una nota al final de esta entrada sobre cómo hacerla, necesitáis harina, aceite y leche.

- un poco de leche para diluir la bechamel si está muy espesa.

- queso rallado: yo suelo echar una mezcla de cuatro quesos de las que se pueden comprar en cualquier supermercado o hecha por mí, depende de si tengo ingredientes o no. También queda muy buena con parmesano o grana padano rallado.


¿Y cómo se hace?


Nota previa: Necesitáis una fuente de horno que sea un poco más grande que las placas que vais a poner (preferiblemente cuadrada, que es más cómoda para este plato). En primer lugar, porque las placas, incluso las precocidas que no necesitan estar en remojo, aumentan un poco de tamaño metidas en el horno. Y, en segundo lugar, porque vais a echar bechamel por encima que va a resbalar hasta la fuente y también necesita su espacio.


Primero vamos a preparar la verdura. Se corta muy finita y se sofríe con el aceite hasta que esté bien blandita. En ese momento, se le añade el curry o la mezcla de especias y se mezcla bien para que coja sabor. Yo añado además un chorrito de vino blanco seco semidulce, que le da un toque afrutado.

Una vez cocinada la verdura, la mezclamos con la mitad de la bechamel (para los que queráis hacerla y no comprarla, mirad la nota al final de esta entrada). Una vez que está bien mezclada y ha quedado toda teñida de amarillo por el curry, reservamos aparte.

Ahora vamos a preparar la lasaña. Extendemos las placas que vayamos a cocinar en la base de la fuente de horno elegida. Sobre ella extendemos una base gruesa de la mezcla de bechamel y verduras (Nota: si la base de bechamel y verduras es demasiado fina, la lasaña sabrá demasiado a pasta, por lo que siempre es mejor poner de más antes que quedarse cortos). Ponemos otra tanda de placas de lasaña y otra de verduras y así sucesivamente hasta alcanzar la altura deseada (Nota: menos de tres resulta demasiado escaso y más de cinco es una barbaridad, para que os hagáis una idea). Debemos terminar con una tanda de placas de lasaña.

Precalentamos el horno a 200 º.

Una vez alcanzada la altura que queremos que tenga nuestra lasaña, echamos por encima la mitad de la bechamel que habíamos reservado. Si es demasiado espesa, se diluye previamente en un cacito con leche. Distribuímos uniformemente el queso por encima de la bechamel como toque final de nuestra lasaña.

Metemos la lasaña en el horno y la dejamos a 180 º arriba y abajo sin aire durante media hora aproximadamente. Luego ponemos el horno a la misma temperatura pero sólo arriba y la dejamos cinco minutos más para que el queso acabe de dorarse. Si tenéis un horno con grill, podéis gratinar el queso.

Y ya está la lasaña lista para servir. Os aconsejo acompañarla de un buen vino blanco bien fresquito, seguro que es un éxito de comida.


¿Cómo hacer bechamel?


La bechamel, aunque no lo parezca, es muy fácil de hacer una vez que se ha logrado por primera vez. Lo malo es que al principio cuesta coger el punto de leche necesaria y lograr una bechamel sin grumos y cremosa.

Tan sólo necesitamos dos o tres cucharadas de harina, un poco de aceite y un litro de leche (Nota: no vamos a usar el litro entero, pero es difícil calcular la cantidad exacta, por eso hemos puesto un litro, para no quedarnos sin leche a mitad del proceso).

Ponemos un poco de aceite en la sartén y, cuando esté caliente, echamos dos o tres cucharadas de harina (Nota: para espesar la bechamel, podemos echar más harina o menos leche. Yo prefiero echar más harina) y la freímos hasta que quede doradita y suelta. La temperatura debe ser media, no excesivamente caliente, porque en ese caso evaporará parte de la leche al añadirla y saldrán grumos.

Una vez que la harina está frita, añadimos leche del tiempo poco a poco mientras removemos sin parar. Aunque tiene que añadirse la leche poco a poco, tampoco hay que echar una pizca. Uno de los errores más comunes al hacer bechamel y que hace que se llene de grumos es precisamente echar demasiada poca leche al principio (Nota: este error lo cometía yo hasta que mi madre, que es un sol, me enseñó cómo hacerlo. Como tenemos puesto en la dedicatoria del blog, ¡¿qué haríamos nosotras sin ellas?!). Para remover, es mejor emplear una varilla de batir huevos que una cuchara de madera, sobre todo si es la primera o una de las primeras veces que la hacéis, ya que es muy fácil que salgan grumos al remover.

Para esta receta, haremos dos tandas, una más espesa para mezclarla con la verdura y otra más clarita para echarla sobre la lasaña ya colocada.


2. Historia.


La palabra “lasaña” proviene del griego “lasanon”, y del latín “lasanum”, términos que se refieren al recipiente donde se cocinaba.

El origen de este plato es bastante polémico, ya que hay algunos historiadores que aseguran que es de origen italiano, mientras que otros sostienen que es de origen inglés. Los italianos remontan la historia de este plato a la antigua Roma, según cuentan Cicerón adoraba estas pastas. Los ingleses, mientras tanto, aseguran que este plato se preparó especialmente en el año 1390, para el rey Ricardo II.

Sin embargo, esas recetas no se corresponden exactamente con la que conocemos hoy en día, ya que no contenían ni tomate (que no fue añadido a la receta hasta el descubrimiento de América) ni carne.


3. Curiosidades.


Los expertos consideran que una buena lasaña debe tener básicamente cinco capas, para ello es necesario un recipiente refractario – se aconseja que sea de hierro fundido - de al menos 10 centímetros de profundidad, de manera que contenga varias capas de los ingredientes seleccionados.

En España existe el apellido lasaña, así como su escudo de armas.

La lasaña es el plato favorito del gato Garfield.

El cantante Weird Al Yankovic hace una parodia de la canción “La Bamba” titula da “Lasagna”, que puede oírse en el álbum “Even Worse”.

La lasaña es la comida preparada más popular del Reino Unido (por ejemplo, Sainsbury's la vende en 26 minutos).

En el restaurante Del Posto en la ciudad de Nueva York, ofrecen una lasaña hecha con 100 capas: 50 de pasta y 50 de salsa con carne. Es un gran proyecto ya que hay equipos especializados para la salsa, otro para la pasta, otro más para el ensamble. Su éxito radica en que las capas de pasta son tan delgadas que casi son transparentes. El único problema que tienen, es al cortar y servir: necesitan usar brochetas y una espátula especial para poderla servir.

Unos jóvenes elaboran, en un espacio que ellos mismos denominan Epic Meal Time, una lasaña compuesta principalmente por hamburguesas. Así, las capas de pasta son sustituidas por 45 hamburguesas como el célebre Big Mac (cuya salsa también está muy presente en el plato) amén de aritos de cebolla, bacon, bourbon y el relleno habitual de la lasaña. El resultado, una comida que supera las 72.000 calorías. Podéis ver el video aquí.


4. Variedades.


En Venezuela a la lasaña se le llama "pasticho" cuando las capas son de distintos ingredientes, conservando el nombre original cuando todas las capas tienen el mismo relleno.

En México la lasaña se llama Pastel Azteca y se sustituye las capas de pasta por capas de tortilla y la salsa boloñesa por chile con carne.


5. Conservación.


La lasaña aguanta hasta cinco días en la nevera (aunque no creo que os dure tanto una vez la hayáis probado…).

No se puede congelar. Lo que sí se puede congelar es la mezcla de verduras si veis que habéis hecho demasiada, pero siempre antes de mezclarla con la bechamel.


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