Después de varios meses sin
aparecer por aquí debido a mi accidente y otros problemas varios, aquí estamos
de nuevo con una receta fácil y que se puede guardar para comerla todo el año
ñamñamñam
Aprovechando las frutas de
verano, vamos a hacer mermelada de albaricoque.
1. Receta.
Los ingredientes que necesitamos para esta mermelada son:
- albaricoques.
- azúcar (Nota: si os gusta poco
dulce, podéis usar azúcar morena. Si estáis a régimen, podéis usar edulcorante).
- zumo de limón.
Como veis, no he puesto
cantidades. En esta receta lo importante es la proporción entre los
ingredientes. Hay que poner la misma cantidad de fruta pesada sin hueso que de
azúcar. En cuanto al zumo de limón, calculad medio limón por cada kilo de fruta
(Nota: el limón no va a añadir sabor a vuestra mermelada, se utiliza
simplemente para que la fruta suelte la pectina, que es el agente encargado de
que la mermelada espese).
Lo más importante a la hora de
hacer mermeladas es su conservación.
¿Cómo esterilizar los tarros para envasar la mermelada?
Yo hago una doble esterilización.
Primero se pone un trapo en el
fondo de una cazuela grande y se meten los tarros y las tapas, bien cubiertos
de agua (Nota: el trapo se pone para que los tarros no se rompan al chocar contra el fondo de la cazuela durante la cocción). Se lleva a punto de ebullición y se deja cocer al menos diez minutos.
Cuidado al sacarlos, que el agua que se queda dentro puede provocar más de una
quemadura, en particular la que se queda en las junturas de las tapas, que no
se ve y se derrama cuando menos lo esperamos.
Una vez que tenemos la mermelada
casi acabada, ponemos el horno arriba y abajo sin aire a precalentar a 150º.
Cuando esté caliente, metemos los tarros (Nota: ojo, sólo los tarros, sin las
tapas) y los dejamos diez minutos. Apagamos el horno y dejamos los tarros
dentro hasta que llegue el momento de rellenarlos con la mermelada.
¿Y
cómo se hace?
Cogemos los albaricoques enteros
y los ponemos a hervir cubiertos de agua durante diez minutos o hasta que estén
blandos. Escurrimos y los dejamos enfriar.
Una vez fríos, quitamos los
huesos. Podéis quitar la piel también si no os gusta, pero no es necesario.
En una olla ponemos la fruta, el azúcar
y el zumo de limón colado. Llevamos a ebullición.
Una vez está la mezcla hirviendo,
bajamos el fuego y lo dejamos cocer a fuego lento durante aproximadamente 45
minutos. Hay que remover de vez en cuando, porque si no se queda pegado al
fondo y se quema. Además, hay que aplastar la fruta con una espátula de madera
para que no queden trozos demasiado grandes.
Veréis que poco a poco la mezcla
va espesando y cogiendo apariencia de mermelada. Si queréis estar seguros de
que está en su punto, podéis usar un plato frío. Si al echar unas gotas de
mermelada ésta se cuaja inmediatamente, es momento de retirarla del fuego.
¿Cómo envasamos al vacío?
Vamos cogiendo uno por uno los
tarros que hemos dejado en el horno y los llenamos casi hasta el borde con la
mermelada. Tapamos e inmediatamente los ponemos boca abajo (Nota: ojo que
queman un montón, usad siempre guantes, que los trapos resbalan y los trozos de
mermelada y cristal si se cae un tarro al suelo no son buenos, sobre todo si os
caen en las piernas).
Dejamos reposar así los tarros un
mínimo de cinco horas. Yo los suelo dejar toda la noche, para asegurarme de que
están ya fríos del todo antes de almacenarlos.
2.
Historia.
La palabra "mermelada"
proviene del portugués marmelada que significa "confitura de
membrillo" (membrillo se dice marmelo en portugués) y ésta a su
vez del latín melimelum (un tipo de manzana) que tiene su origen en el griego
melimelon (meli=miel y melón=manzana).
Independientemente del origen de
la palabra, las mermeladas nacieron de la necesidad de conservar los excedentes
de fruta durante la estación que eran más abundantes.
Los romanos conservaban las frutas enteras bañadas en miel, ya que no se conocía el azúcar. El primer libro de cocina conocido por el mundo "De asuntos culinarios" escrito por el gastrónomo romano Marcus Gavius Apicius en I d.C., incluye recetas para frutas preservadas.
Los romanos conservaban las frutas enteras bañadas en miel, ya que no se conocía el azúcar. El primer libro de cocina conocido por el mundo "De asuntos culinarios" escrito por el gastrónomo romano Marcus Gavius Apicius en I d.C., incluye recetas para frutas preservadas.
Fueron los
árabes quienes implantaron el cultivo de la caña de azúcar en todo el
Mediterráneo. Una creencia popular cuenta que los cruzados que
regresaban de sus invasiones trajeron consigo del mundo árabe jaleas y
mermeladas a Europa.Durante la Edad Media
el azúcar llegó a sustituir a la miel y se popularizó por toda Europa la
elaboración de mermeladas, que se preparaban de forma artesanal en casi todos
los hogares.
3.
Curiosidades.
Nathan Wyburn, un joven artista
de Ebbw Vale, ha creado una serie de retratos de celebridades con mermelada, en un lienzo de pantostado.
También existe una mermelada de cofrade, elaborada con el Licor del
Penitente con la intención de ofrecer “una mermelada con verdadero sabor a
Semana Santa”, tal y como explican en su página web.
Sam Bompas,
fundador de la empresa de catering Bompas y Parr, ha
utilizado cabellos
de la extinta Princesa Diana de Gales en la elaboración de una mermelada especial, como
parte de una muestra de arte de la Casa Surrealista en la Galería
de Arte Barbacana, que también incluye objetos de Salvador
Dali y Rene Margritte. Bompas dijo que la reserva se hace fundiendo un diminuto mechón del pelo de la princesa fallecida con
ginebra, que es combinada luego con leche y azúcar para crear un producto con
en sabor parecido a la leche condensada. El cabello fue comprado en eBay por $10, a un vendedor estadounidense que colecciona lo
que él asegura es el pelo auténtico de personas famosas y luego lo vende en
cantidades pequeñas, junto con otros objetos de interés de las celebridades
muertas.
Bompas &Parr ha creado también mermeladas con arena de la Gran Pirámide en
Egipto y madera del barco Victoria de Nelson. Cualquiera de éstas extrañas
mermeladas está disponibles para la compra, en la tienda de
regalos de la galería de Bompas, en Londres, Inglaterra.
4.
Propiedades.
Hay que destacar
el gran aporte energético que nos ofrecen las mermeladas y
las compotas, por eso es un gran aliado para comenzar la mañana o para obtener
energía rápida antes de correr, caminar o hacer deporte.
También
tienen altas
cantidades de fibra, ya que se utiliza todo de la fruta, incluso
la piel de algunas de ellas.
El aporte vitamínico también
es excelente
Además,
dependiendo de la fruta usada en su elaboración, se añaden otras propiedades.
Repasemos las propiedades de las frutas más utilizadas:
Mermelada de Manzana (Pyrus
malus): alopáticamente, macrobióticamente y
energéticamente, la manzana es la fruta de la normalidad, pues tiende a
normalizar o equilibrar nuestro organismo, especialmente el tracto intestinal,
tanto en caso de estreñimiento como de diarrea.
Mermelada de Pera (Pyrus
comunis): la medicina energética considera a la
pera como un alimento tonificante del pulmón y por lo tanto ideal durante
los episodios de resfriados y para los estados de cansancio.
Mermelada de Tomate (Lycopersicum
spp.): desde el punto de vista terapéutico, las
virtudes del tomate provienen de su riqueza vitamínica y muy especialmente
gracias a su contenido en licopeno, un anticancerígeno de primer orden, de la
familia de los carotenoides, resistente al calor, de manera que conserva sus
propiedades beneficiosas tanto en forma de mermelada como de salsa.
Mermelada de Ciruela (Prunus
domestica): conocida por sus virtudes laxantes,
la ciruela retrasa el envejecimiento. Además de su riqueza en vitamina E y de
fibra, hay que añadir la fuente de carotenos, flavonoides, potasio y fósforo;
ayuda a controlar el colesterol. La vitamina E es la responsable de retrasar
los efectos del envejecimiento.
Mermelada de Cereza (Prunus avium): la
mermelada de cereza es ligeramente laxante, y suavemente depurativa. Conviene a
las personas que sufren de dolores articulares u obesidad (protección
cardiovascular), porque es una de las frutas que mayor contenido tiene en
antocianinas.
Mermelada de Higos (Ficus
carica): este árbol de floración curiosa nos da
un magnífico fruto cuyas principales virtudes son la de ablandar la tos y como
laxante (ya usado por este motivo por los egipcios hace más de cuatro mil
años).
Mermelada de Moras (Rubus fruticosus): la
cantidad de antocianinas presentes en las moras hacen de esta fruta un alimento
preventivo contra el cáncer de primera línea.
Mermelada de Fresa (Fragaria
vesca): ver “antocianinas”, antes.
Mermelada de Limón (Citrus
spp.): el ajo y el limón son para la medicina
naturista lo que el paracetamol y la penicilina para la medicina alopática; o
sea, de uso diario. La mermelada o el jarabe de limón es suavemente digestivo,
sirve para aromatizar infusiones y bebidas medicinales tomadas para la pesadez
gástrica.
5.
Variedades.
Existen mermeladas de
prácticamente todos los tipos de frutas: ciruela, manzana, fresa, plátano,
arándano, mora, cereza, naranja, limón, membrillo, melocotón, albaricoque... Aunque la fruta es el componente básico, algunas
mermeladas también se pueden elaborar con hortalizas, como el tomate y la
zanahoria.
6.
Conservación.
Mientras no se abra el tarro y se
rompa el vacío, se pueden almacenar en cualquier armario, en lugar oscuro y
seco. Conviene poner etiquetas con la fruta y el año de elaboración. Aguantan
sin problemas dos años.
Una vez abierto el tarro,
conservar en el frigorífico.
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