viernes, 5 de noviembre de 2010

¿Cuántas albóndigas puedes comerte? ¡¡Seguro que muchas!!




Hoy vamos a hacer un plato fácil, fácil y rico, rico: albóndigas.

Para el acompañamiento, dos salsas posibles: con tomate y albahaca y con nata y champiñones.


1. Receta.

Notas previas:

1. La masa para las albóndigas debe prepararse un día antes de hacerlas, tenedlo en cuenta. Precisamente por eso, yo las hago en fin de semana y aprovecho para hacer ese mismo fin de semana las tradicionales croquetas, dado que son otro plato cuya masa hay que preparar el día antes.

2. Teniendo en cuenta que ambas recetas son un poco pesadas de preparar y que se congelan estupendamente, yo aprovecho y hago una buena cantidad para tener para varias veces.


Para que os salgan unas 40-50 albóndigas, los ingredientes serían:

- 1 kg. de carne picada (Truco de Cris: para que la carne picada esté más tierna, podéis pedir en la carnicería que os la pasen dos veces por la máquina. Yo suelo pedir además que le quiten la grasa antes de pasarla por la máquina. A veces te cobran un poco más por eso, pero merece la pena).

- 2 huevos.

- 2 dientes de ajo.

- Harina.

- Aceite de oliva abundante.


Para la salsa de tomate y albahaca, los ingredientes serían, obviamente, tomate y albahaca al gusto. Yo le añado también cebolla muy picadita.

Para la salsa de nata y champiñones, por cada 20 albóndigas, los ingredientes serían:

- 1 brick pequeño de nata. Yo suelo usarla desnatada, para que engorde menos.

- 200 g. de champiñones.

- 1 cebolla de tamaño medio.

- aceite de oliva.


¿Y cómo se hace?


Primero vamos a hacer las albóndigas.

Se pica muy finito el ajo y se mezcla con la carne picada. Luego se echan los huevos crudos y se mezcla todo muy bien con ayuda de las manos o de un tenedor.

Se mete en la nevera y se deja reposar hasta el día siguiente (Cris: Es cierto que se pueden hacer las albóndigas nada más mezclar la masa, pero eso tiene dos problemas fundamentales. El primero es que el huevo no se ha mezclado bien con la carne y se puede hacer cuando estéis friendo las albóndigas. El segundo es que la masa de carne no tiene tiempo de coger el sabor del ajo y la textura suave que le da el huevo,m así que luego no saben igual).

Al día siguiente sacamos la masa de carne del frigorífico y vamos haciendo bolitas más o menos pequeñas (Truco de Cris: para que me queden todas las bolitas más o menos del mismo tamaño, yo utilizo una de esas cucharas redondas que se usan normalmente para hacer té cuando lo tienes en hojas, una como ésta. Así quedan todas las albóndigas más o menos iguales y con la misma cantidad de carne).

Una vez que tenemos hechas las bolitas, las rebozamos en harina.

En una sartén u olla grande, ponemos bastante aceite a fuego medio y freímos las albóndigas, moviéndolas frecuente para evitar que se quemen por alguno de los lados.

Si las vais a congelar, hay dos momentos para hacerlo. Uno de ellos es éste: cuando las albóndigas están doraditas y hechas al menos por fuera, aunque no lleven mucho tiempo en el fuego. Se sacan, se dejan enfriar y se congelan en paquetes de las que vayáis a comer cada vez. Otro momento para congelarlas es una vez que ya se han acabado de hacer y se les ha añadido la salsa elegida. OJO: esto sólo se puede hacer con la salsa de tomate. La salsa de nata no se puede congelar. Igual que en el caso anterior, se retiran del fuego, se dejan enfriar y se congelan en paquetes de las raciones que vayáis a comer.

Una vez que están las albóndigas doraditas y hechas por fuera, se añade la salsa que hayamos preparado y se fríe todo junto durante unos cinco minutos más, ya a fuego lento, para que se vayan impregnando del sabor de la salsa.

Para hacer la salsa de tomate y albahaca, se pica muy finita la cebolla y se dora en una sartén o cazuela. Una vez dorada la cebolla, se añade el tomate frito y la albahaca al gusto.

Para hacer la salsa de nata y champiñones, primero limpiamos muy bien los champiñones para quitarles toda la tierra. Una vez limpios, se les quita el tronco y se pica en trozos de tamaño medio el capuchón (Cris: no hagáis los trozos muy pequeños, recordad que el champiñón, al igual que la seta, encoge al freirlo, porque suelta todo el agua). Los troncos no los usaremos en esta receta, porque se quedan mucho más duros que el resto del champiñón y saben menos (Truco de Cris: aunque no los vayamos a usar en esta receta, podemos aprovecharlos para otros platos. Una opción es utilizarlos para hacer patatas guisadas con champiñones y huevo escalfado, ya que al tener mucho tiempo de cocción, los troncos de champiñón quedan muy blanditos y le dan un sabor muy rico a las patatas guisadas).

Se pica la cebolla muy finita. Se pone un poco de aceite en una cazuela y se dora la cebolla (Cris: es mejor usar cazuela que sartén, ya que si no al remover se os va a salir la nata). Una vez dorada la cebolla, se añaden los champiñones bien picados y se fríen a fuego medio hasta que estén tiernos. En ese momento se añade la nata y se va removiendo hasta que quede la salsa con un color dorado y la nata haya espesado un poco (Cris: no la dejéis espesar demasiado, porque si no se convierte en un engrudo incomestible, vale con que se espese un poco).

Una vez bien mezcladas las albóndigas con la salsa elegida y sofritas un rato juntas, sólo hay que coger un buen trozo de pan y llevarlas a la mesa para poder disfrutar de ellas.


2. Historia.

La palabra albóndiga es término procedente del árabe al-bunduqa, que significaba “la bola”. Fueron también los árabes los que introdujeron en España este plato.

El historiador granadino Luis del Mármol documenta el término en su Descripción general de África (1573): "Venden fideos, almojábanas y albóndigas hechas de carne picada con especias y fritas en aceite".


3. Variantes.

En Brasil, las albóndigas se llaman almôndegas y se sirven generalmente con espagueti, al igual que en Estados Unidos. Son por regla general de muy gran tamaño.

En Chile son bolas de carne picada con pan rallado, huevo y perejil que se cuecen en un caldo de carne al que luego se le agrega arroz y se sirve caliente. También se sirve en una sopa llamada Cazuela de Albóndigas.

En México se preparan alternativamente con carne picada de vaca o cerdo, con relleno de huevo cocido y generalmente se cocinan con caldo de jitomate y varios tipos de pimientos picantes (chiles) y se acompañan de arroz cocido y frijoles. Se come con tortillas de masa de maíz nixtamalizado (curado con cal).

En Bolivia se comen con salsa de aji, fideos o arroz y dos patatas cocidas.

En Republica Dominicana se preparan con pan rallado, especias y vegetales.

En China las albóndigas se hacen de cerdo y generalmente se cuecen al vapor, se hierven, se comen crudas o con adición de salsa de soja. Pueden tener un tamaño que va desde 5 centímetros de diámetro hasta 10 centímetros. Las albóndigas cocidas al vapor planas se denominan cabeza del león. Las variedades más pequeñas se utilizan en sopas.

En Filipinas, las albóndigas frecuentemente se sirven en una sopa con bijon (una especie de noodles o fideos), ajo tostado, calabaza y chicharrones. Las albóndigas se llaman mga bola-bola en los idiomas locales.

En Indonesia, a las albóndigas se llama bakso y se sirven generalmente en un tazón junto con una sopa, con los tallarines, con queso de soja, huevos, siomay o carne frita.

En Japón se emplean como un filete de hamburguesa cuyos ingredientes son muy similares al hanbāgu.

En Albania existen albóndigas fritas (Qofte të fërguara) que incluyen queso feta.

En Alemania se llaman Hackbällchen. También son típicos los Frikadelle, cuyo nombre proviene de frittella en italiano, que significa frito. Consiste en carne picada de ternera o cerdo que se fríe en forma de bolas aplastadas.

En Rusia, la albóndiga vino de la cocina alemana, cambiándole el nombre solamente en su terminación, frikadelki para hacerlo sonar más nativo.

Las albóndigas de Finlandia (lihapullat) se hacen con una mezcla de la carne picada de cerdo con las migajas de pan empapadas en leche y cebollas cortadas en trozos pequeños. Se sazonan con pimienta blanca y sal. Las albóndigas se sirven tradicionalmente con salsa, patatas hervidas, mermelada de arándanos rojos y, a veces, pepinillos en vinagre.

En Grecia, las albóndigas fritas se llaman keftedes e incluyen generalmente en su interior una mezcla de cebollas y de hojas de menta. Las albóndigas guisadas se llaman yuvarlakia.

En Bulgaria, las albóndigas se llaman kyufte y se hacen generalmente con una mezcla de carne de vaca y de cerdo con migajas de pan y cebollas rebanadas. Existen muchas otras variantes que incluyen diversas clases de carne y otros ingredientes.

En Italia, las albóndigas se conocen como polpette y se comen generalmente como segundo plato o en una sopa.

En Noruega, las albóndigas se llaman kjøttkaker (literalmente, carne apelmazada) y se asemejan al frikadeller danés. Este plato se sirve tradicionalmente con patata hervida, salsa, mermelada de arándanos rojos o sopa de guisantes. A veces se añade una cebolla frita caramelizada de acompañamiento.

Los chiftele y los pârjoale de Rumania se fríen y se hacen generalmente con cerdo o con carne de aves de corral, pan humedecido y ajo. El chiftele es más pequeño y con más carne. Una variante cruda, con la albóndiga aplastada, se utiliza para la elaboración de la sopa amarga, llamada ciorbă de perişoare.

En Suecia existen las köttbullar (literalmente, bollos de carne). Se elaboran con carne picada o una mezcla de la carne picada mezclada con las migajas de pan empapadas en leche y cebollas cortadas en trozos pequeños. Se sazonan con pimienta blanca o pimienta inglesa y sal. Las albóndigas suecas se sirven tradicionalmente bañadas con salsa espesa de carne, patatas hervidas, dulce de arándanos rojos y, ocasionalmente, pepinillos en vinagre.

En Países Bajos, las albóndigas se denominan gehaktbal y se sirve a menudo con patatas y otros ingredientes hervidos.

En Turquía hay más de 80 tipos diferentes de albóndigas (köfte), tienen muchas variantes regionales.

En el Reino Unido, se llaman meatball. Las faggots son un tipo de albóndiga hecha de trocitos de hígado y corazón de cerdo, embutidos en una membrana de tripa.


4. Curiosidades.

Las albóndigas suecas se sirven en las cafeterías de IKEA alrededor del mundo, como plato típico sueco, aunque en realidad se trata de un plato de origen árabe, como hemos dicho antes.


5. Conservación.

Si os sobra un poco, podéis guardarlas máximo dos días en la nevera y calentarlas en el microondas o en un cazo antes de tomarlas.

Es un plato que se puede congelar muy fácilmente, ya sea acabado o simplemente fritas las albóndigas y sin añadirles ninguna salsa, por lo que es ideal para hacer una buena tanda y tener siempre congeladas y dispuestas para un día que no os apetece cocinar o que os viene gente de repente a casa sin avisar.

4 comentarios:

  1. Otra receta hecha.
    Hice la versión con nata y champis.
    Las albóndigas me quedaron un poco "tiesas"... igual las freí demasiado por miedo a que no se me hicieran bien. Y me quedaron un pelín sosas, creo que se me olvidó ponerles sal.
    Pero en general de sabor muy ricas. La próxima vez perfectas, seguro!! :)

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  2. Si se fríen mucho, se quedan muy secas, es verdad. Y lo de la sal ¡¡es que se me olvidó ponerla en la receta!! Fallo mío, lo siento :o(

    La salsa ¿qué tal te salió? Prueba a hacerla con unos muslos de pollo, ya verás qué rico queda también :o)

    Besos.

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  3. La salsa, "divina". Ya la he usado con pechugas, pero me apunto lo de los muslámenes.

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  4. Prueba con muslámenes y contramuslámenes, que ya vas a ver, ya, ¡está de muerte!

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